domingo, 10 de junio de 2012

El Arte Libertino

A lo largo de mi experiencia adentrándome en la literatura libertina del siglo XVIII he sentido que he caído en un cuadro de Fragonard, especifico Fragonard porque me parece el más adecuado, en el caso de Boucher seria un poco más atrevido y normalmente la literatura libertina suele esconder más lo que pretende.
El ambiente Hedonista y lúdico expuesto en las líneas de los textos libertinos, la representación de las carnes y texturas, son mostradas y aplicadas de manera similar, a las pinceladas del rococó. Este Cuadro que presento aquí, llamado “El Columpio” (1767) del magnífico Fragonard me transporto al cuento libertino “No hay mañana” (o viceversa), el paisaje frondoso como fondo, la belleza de los colores y texturas, recuerdan a aquel paisaje en donde los “enamorados” conversaban y se entregaban a la pasión, ese espacio con aire de paraíso griego. La Madame con sus respectivos gestos de coquetería lúdica, que deja caer su zapato sobre los pretendientes que sucumben ante sus encantos. La pincelada abocetada, permite relajar al espectador y lector abandonándolos en la simple escena. Sin lugar a duda la influencia que ejerce el uno al otro, sobresale, o así lo he visto yo, no solo porque sus desarrollos se encuentran en el siglo XVIII sino también por la preocupación de ambos por lo estético y su delicadeza al presentarlo.

La moral y literatura libertina, el libertino y el lector

La literatura libertina que hemos leído a lo largo del curso, nos ha mostrado un mundo aristócrata, de voluptuosidad, y de tiempo ocioso que es consagrado a la satisfacción de los placeres. 
Todos los textos, salvo No hay mañana, tienen otro punto en común, la moral; éste será el elemento que ocupará las líneas de este articulo. 
En El silfo, el autor al “sublimar la forma de mostrar lo prohibido” mediante el recurso de lo onírico, realiza un juicio de valor dirigido a la moral, es decir, el autor está dando a conocer lo moralmente correcto e incorrecto. 
En El sofá Amanzei cuenta al sultán eventos por él presenciados, cuando era un sofá y pertenecía a mujeres de poca moral, según lo que en el texto se puede observar “se imaginó que las reflexiones para las cuales la había dejado tiempo, la había curado de la manía de ser infiel, y los amantes volvieron por fin” en este texto se critica los actos de infidelidad de las mujeres para con sus maridos, y de ello podemos obtener lo que es moralmente correcto y lo que no lo es. 
La filosofía del tocador de Sade,  propone, mediante sus personajes, una moral inversa a la que rige en la sociedad. En la novela, se invita a Dolmance para que eduque en esta otra moral a Eugenia "resumamos, para vuestra educación, el único consejo que se pueda extraer de todo lo que acaba de decirse: nunca escuche a su corazón; es el guía más falso que hayamos recibido de la naturaleza; ciérrelo con gran cuidado a los lamentos falaces del infortunio; más vale negarle a aquél que verdaderamente necesita, que correr el riesgo de darle algo a un perverso, a un intrigante o a un arribista: lo primero ocasiona muy leves consecuencias, lo segundo el más grave inconveniente.." Los personajes son maestros y aprendices. El que esté fuera de esta moral que se quiere implantar es inmoral por defecto. En este texto encontramos un enfrentamiento contra la moral establecida.
En la novela de Chordelos de Laclos, Las Relaciones Peligrosas, del desenlace de los hechos se puede obtener una reflexión sobre lo moralmente correcto, si bien no es lo más importante, es necesario llamar la atención sobre el asunto, puesto que es el elemento que, como dije, ocupa estas líneas. La Marquesa de Merteuil, termina desenmascarada y exilada de su tierra, y el Vizconde de Valmont acaba muerto. Ambos libertinos, y ejecutores de un plan que los “llevaría” a satisfacer sus placeres, pero que termina llevandolos por un camino adverso que acaba con ellos.
Se puede afirmar que No hay mañana es la obra más libertina, puesto que es la mas vacía, cuenta una historia que no contiene conflicto, no propone una moraleja, está hecha solo para entretener, para satisfacer el gusto por la lectura. Refleja el ocio y el lujo de la aristocracia (el libertino y el lector) que se entrega a satisfacer sus deseos.

domingo, 13 de mayo de 2012

Un personaje.


El uso de maquillajes, pelucas y vestimenta voluptuosa, excesiva. El libertino engaña para cumplir con un marco, un parámetro social de quien debe ser, para mantener su puesto, y no sólo por-para eso sino para hacer más emocionante el juego de lo indebido. Pretender, fascinar, mentir, jugar a ser virtuosos cuando son libertinos, construir una imagen de bien, casarse y tener espacios secretos para encontrarse con el amante (no uno fijo, varios, uno detrás de otro). El poder del disfraz para exhibir el deseo (nótese que aún se apela a juegos con vestimentas en lo sexual). Inventarse, construirse a sí mismo como un personaje con una máscara o a través de cartas, siempre jugar a ser otro para actuar con libertad. Porque la libertad antes (y todavía) se concibe como algo amoral, la libertad absoluta implica cierto salvajismo (¿demasiada naturaleza?) que rompe con la moral introducida difícil de quebrantar sin ser juzgado.

viernes, 16 de marzo de 2012

"El hombre es menos sincero cuando habla por su propia cuenta, darle una máscara y os dirá la verdad".
 O. Wilde. 
El desvelamiento de la verdadera naturaleza humana es uno de los principales objetivos de el marqués de Sade en cada una de sus obras. Para él la moralidad religiosa (cristiana particularmente) ha tornado a los individuos en contra de su propios instintos y los ha convertido en presas de sus propias máscaras. En ese sentido el loco, el anormal muestra la locura de la humanidad en general y desde su particularidad revela la anormalidad del colectivo. 
Con precisión clínica nos muestra los dos extremos de la vida del hombre, o bien somos todos presidiarios y carcelarios de nuestra máscara o de nuestro cuerpo, uno y otro son las cárceles ineludibles de las que no puede escapar la sanidad humana. Su conclusión general, el ser humano es un enfermo irremediable. 

martes, 13 de marzo de 2012

La máscara reveladora

Con el estudio de algunas de las festividades de distintas culturas del mundo, desde grecia hasta egipto, pasando por asia y latinoamérica, podemos darnos cuenta de que las máscaras han sido parte importante de ellas. En grecia, se solian celebrar las bacanales, fiestas dedicadas al dios dioniso, en las que se bebia vino, se presentaban obras de teatro, se tocaba música y se daba una total entrega a los placeres de la vida. En estas celebraciones, asi como en las de otras culturas, se utilizaban las máscaras, que en un principio eran sinónimo de festejo y diversión, pero luego fueron adquiriendo una relación íntima con el secreto y el placer.

Luego, en el s. XVI se crean las mascaradas, influenciadas por estas fiestas bacanales. En este caso, la mascarada es una festividad cortesana que ha representado un papel importante en la vida de los libertinos, pues en ella las personas pueden disfrazar su rostro y ser alguien que no debe afrontar la realidad públicamente, sino escondido de los que acechan con ojos críticos. Aprovechando el uso de su disfraz, el libertino puede dar rienda suelta a sus deseos más básicos sin tener en cuenta, hasta cierto punto, las repercusiones de sus actos.

En "La filosofía en el tocador" de Sade, la Sra. De Saint Ange nos eplica que una mujer al estar casada, debe mantener sus relaciones sexuales con otros en secreto, y siempre mantener dichas relaciones como algo pasajero, es decir, no tomar amantes. Para este propósito recomienda pagar a los hombres o tener sirvientes que hagan lo que se les pida, pero una de las mejores ocasiones para dichos encuentros sexuales son las mascaradas. Éste es el ejemplo perfecto para explicar cómo la verdadera naturaleza de las personas sale a relucir cuando se cubre en el secreto. En público, la mujer casada juega su papel de obediencia y recato, pero la máscara le permite liberarse y revelar su verdadera persona.

lunes, 27 de febrero de 2012

El sofá: la retorica de Nansés.

   Sabiendo lo importante del discurso como estratega de seducción, la figura de Nansés como aquel seductor astuto, me ha llamado la atención.

  Nansés, al manejo de Crebillon, ha construido un discurso y un ambiente lleno de circunloquios, eufemismos, metáforas  y palabras con doble sentido,  que han engañado a la libertina y divertida Zulica. Lo sorprendente es que una acción tan deshonesta  y a veces transgredido por parte de Nansés, envuelven a Zulica con suavidad en sabanas de palabras que le dan la comodidad de liberarse -otra vez- frente a un desconocido.

  Deduzco que por debajo de ese mantel de críticas a la hipocresía de los parisinos más influyentes de la época, se encuentra ese morbo de escribir lo prohibido, de poder tener la libertad de narrar escenas maquilladas de aquellos actos pasionales

sábado, 25 de febrero de 2012

Elementos

A propósito del post de Rennyer y de mi comentario, es importante agregar que, la escena en que Armanda logra seducir a Harry se desarrolla en un baile de mascaras, ambos comparten un par de palabras, pero la seduccion se da apartir de las imagenes, de la vista. Armanda está disfrazada de hombre, y comenta a Harry que ha seducido a un par de señoras. Harry al no poder tocar a Armanda, por esta estar disfrazada de hombre, comienza a desearla mas, pero solo puede satisfacer su deseo por medio de la vista. -el voyeur Harry, y el libertino Armando-.

si bien El sofá es un texto en que las seducciones se llevan acabo apartir de la palabra, y es un buen ejemplo para lo que hemos dicho en el seminario de como se llega a la seduccion; hay que aclarar que el dialogo no siempre tiene que ser hablado, puede ser un intercambio de gestos sin la necesidad de articular palabra alguna.