Cuando pensamos en el libertinaje pensamos rápidamente en el factor resaltante de las obras de Sade: sexualidad. Pensamos en la conquista, en las parejas, en las fiestas, el alcohol y en el placer terrenal que tantos persiguen.
La conquista en el momento, era vista como un juego exquisito que podía ser logrado de mil y un formas diferentes. Engaños mediante palabras, y seducción por medio de miradas, son solo dos de las muchas cartas que tenian guardadas bajo la manga los libertinos del momento. La moda, especialmente en el caso de la mujer, era el medio principal utilizado para resaltar su sexualidad y probar un poco de ese fin dionisíaco.
Los trajes de Maria Antonieta de Austria, reina francesa en el siglo XVII, eran los que reflejaban la moda y el modelo a seguir por la aristocracia del momento. Moda de vestidos coloridos, apretados en la cintura y pecho, y con una ancha falda en forma de campana. La parte de arriba, incluye el corsé, el cual marca las curvas femeninas, y el escote, que generalmente aprieta y hace resaltar los pechos de la mujer para atraer en cuestión de instantes la mirada masculina. Esa parte superior, podríamos deducir que es la parte femenina que seduce a los hombres y los incita a descubrir el deseo que se encuentra bajo su falda. Una falda agrandada y robusta que esconde no solo el placer físico y pasional, sino el deseo de inmortalidad que se mantiene con el linaje.
Esto vuelve al hombre un animal de caza, que asecha, persigue y busca estrategias apolíneas para lograr su objetivo inmoral.
Muy bien Verónica. Foucault habla que modelar el cuerpo es parte del discurso de control sobre el sujeto.
ResponderEliminar